OSO POLAR

Los osos polares viven en uno de los lugares más fríos, y por eso dependen de su pelaje, que les cubre todo el cuerpo, y que está formado de grasa que aísla el calor corporal y evita así que se congelen. El pelaje les crece hasta en las patas, lo que facilita también el agarre al suelo resbaladizo que es el hielo. Otra importante función del pelaje, es el camuflaje que este le ofrece en la nieve, debido al color, blanco. Pero, bajo su blanco pelaje, su piel es negra, para poder absorber mejor los rayos del sol cuando los hay.

El oso polar es el mayor y más fuerte depredador de los hielos marinos y costas árticas barridas por el viento.
El macho adulto pesa en promedio 460 kilogramos, pero su agilidad es tal que puede saltar grietas de hilo de más de 3,65 m. de anchura. Los machos casi desarrollados miden de 2,40 a 2,60 m. de longitud (las hembras 1,80), pero algunos llegan a los 736 kg., 3,30 m. de largo y 1,35 de alto en la cruz.

Aunque de costumbres cazadoras, el oso polar come un poco de todo: huevos, algas, virutas, desperdicios de estaciones balleneras e incluso cadáveres de su propia especie. Cuando sale a tierra dispuesto a pasar el periodo letárgico, suele adoptar dietas similares a su próximo pariente, el oso pardo, hartándose de hierbas, líquenes y bayas. Tampoco desdeña animales pequeños como lemmings, y en Alaska, cuando ocurre la remonta del salmón, se dedica a capturar este pez en remansos y torrenteras.

Los cachorros de oso polar nacen en invierno, dentro de una cueva que la madre excava en una pila de nieve. Los oseznos, que al nacer miden de 17 a 30 cm. y pesan de 300 a 500 grs., quedan protegidos de las temperaturas exteriores de -10 C. gracias al calor de la piel materna y de la propia guarida
El apareamiento se efectúa en abril, pero la implantación del huevo fecundado se aplaza hasta septiembre; de ese modo, el nacimiento se produce a mitad del invierno, y cuando los cachorros son capaces de abandonar la guarida tienen por delante todo el verano.